Huracán Ian – Perspectiva medioambiental de Bluedot

A medida que nos acercamos a los meses de otoño, la temporada de huracanes entra en pleno apogeo. Este año, el huracán Ian se acercó al suroeste de Florida con más fuerza de la que habíamos visto en años.
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A medida que nos acercamos a los meses de otoño, la temporada de huracanes entra en pleno apogeo. Este año, Huracán Ian se acercó al suroeste de Florida con más fuerza de la que hemos visto en años. Aunque se trata de acontecimientos devastadores para las familias, las comunidades y el medio ambiente, es esencial comprender cómo y por qué se forman las tormentas. Veamos los patrones meteorológicos vitales que contribuyen a la actividad de los huracanes.

¿Cuáles son las causas de los huracanes?

Los tres principales
componentes
de la formación de un huracán son el agua caliente, el aire caliente y los vientos ligeros en la parte superior de la atmósfera. Cuando el aire caliente y el agua caliente se encuentran con una nueva corriente de aire más frío, se produce la condensación, que es pesada y vuelve a caer hacia la tierra. Al mismo tiempo, algo llamado calor latente, que es aire caliente nuevo, vuelve a subir a la atmósfera. La colisión del viento y la temperatura y la nueva corriente de aire pronto forman un patrón circular, ciclónico. El centro de los océanos es un entorno tan abierto a gran escala que acaban formándose enormes tormentas que viajan a gran velocidad por los canales de viento, conduciéndolas directamente hacia el sureste de Norteamérica y el Caribe.

Veamos ahora el impacto medioambiental clave que tienen los huracanes en nuestros ecosistemas. Huracanes, tornados, corrimientos de tierra y otras catástrofes naturales ocurren de forma natural en el medio ambiente. El planeta tiene su propio sistema de recuperación tras una catástrofe. Cuanto antes pueda recuperarse la zona por sí sola, más resistente el ecosistema. Pero lo más importante de un ecosistema resistente es el equilibrio de nutrientes, especies autóctonas y sistemas naturales que funcionan en armonía.

Por desgracia, los seres humanos somos responsables de la causa más importante de alteración de la capacidad de recuperación de un ecosistema: cuanto más alteremos el paisaje, más tiempo tardará en recuperarse tras una catástrofe. Además de las alteraciones humanas del paisaje, el cambio climático es otro de los principales factores que explican por qué las tormentas son cada vez más fuertes y frecuentes. Esos dos aspectos combinados son la razón por la que las tormentas han estado recibiendo
peor
con los años.

Si no es ahora, ¿cuándo? No hay mucho que podamos hacer para detener por completo las catástrofes naturales. Aun así, es importante comprender que la frecuencia y la fuerza de las tormentas se ven afectadas por la actividad humana y la contaminación. Una de las peores cosas que el ser humano ha hecho por el medio ambiente es perturbar el ecosistema natural y el paisaje. Cuanto más perturbamos y alteramos el planeta, más débil se vuelve, lo que se traduce en una menor capacidad para resistir y recuperarse de las tormentas.